Justo al lado de la basílica Santa María del Mar, en una de esas preciosas callecitas del Born, se encuentra esta bodega, ideal para encontrarse con amigos, conocer gente nueva y disfrutar de la mejor energía, siempre con una copa en la mano.
…Y la noche siguió. Hacía algo de frío y una llovizna suave insistía en mojarnos. Buscábamos un nuevo bar que resultase nuestra próxima parada para un brindis más.
Era viernes por la noche, y si bien no era temporada alta en Barcelona, éramos muchos los que buscábamos lo mismo.
Resultado: bares llenos y mucho ambiente.
Simone nos propuso “La Bodega del Born”. Nos había adelantado que era pequeño y que quizás nos costaría encontrar lugar. Y no se había equivocado.
Incluso en noche lluviosa, la gente esperaba en la puerta alguna señal que indicara que se había abierto un espacio o liberado una mesa.
Nos encantó el ambiente que se había creado entre las cuatro paredes de la Bodega, así que decidimos esperar un poco y ver si teníamos suerte.
Y la tuvimos! En pocos minutos se había liberado un rinconcito, y sin dudarlo corrimos a ocuparlo.
Ya estábamos dentro… ahora a disfrutar!
Era literalmente, un rinconcito del bar. Pero como la onda es relajada y muy social, no hay límites estrictos entre mesas, barra y la gente.
El ambiente es informal y el hecho de que todos estemos bastante juntos es la mejor excusa para iniciar una charla con quien esté cerca.
Si sos de los sociables, que charlan hasta con las paredes, seguramente te sentirás como en casa en La Bodega del Born.
Ahora, no es casual que se cree esa vibra en el lugar. Para nada. Todo tiene un por qué, y el origen de tan buen rollo no puede ser otro que sus dueños, Montse y Xavi.
Ambos, detrás de la barra, atienden con calidez y buena onda a sus clientes. Y es ahí cuando uno entiende lo de “sentirse como en casa”.
Porque es cómo ellos hacen sentir a todos los que atraviesan las puertas de su bar, su rincón de Barcelona. Un rincón en el que se nota, han puesto (y siguen haciéndolo) mucho trabajo y mucho amor.
Nos dijeron que el vermut era un clásico de la casa, así que lo pedimos. Más alguna cervecita, que nunca falta.
Necesitábamos, además, algún “sólido” que acompañara las copas, y nos ofrecieron un surtido de olivas que resultó ser in-cre-í-ble!
Pero sepan, amigos y amigas que nos leen, que no es lo único en el menú.
La gente de la Bodega del Born se han propuesto acercar productos típicos de la región y de muy buena calidad. Por eso, cuando estén por ahí no se corten y pidan alguna tapa de longaniza de pagés, chorizo picante, hummus o mejillones.
Hay variedad, mucho sabor, y a muy buen precio!
Esto hay que decirlo, porque es un valor agregado de la Bodega: es verdad que están ubicados en uno de los lugares más bonitos, atractivos y turísticos de la ciudad. Si hay algo que no falta en el Born son bares para conocer y disfrutar.
Y entre tanta oferta, sería fácil caer en algún lugar con precios “turista” y calidad cuestionable. Pero aquí, Montse y Xavi se propusieron darle vida a un bar que sea para locales, con precios para locales y con las puertas abiertas a todo el mundo.
Y les aseguramos, es una joya rara de encontrar.
Ahora que la encontramos, es un tesoro que queremos compartir con ustedes.
Bienvenidas y deseos
Como nuestro rinconcito estaba pegado a la barra, comenzamos a charlar con Montse. Es claro que la cámara también llamaba la atención y le contamos qué hacíamos.
Queríamos compartir en nuestro canal la magia de la Bodega del Born. Y lejos de sentirse “invadidos” o incómodos, nos contaron su historia y, lo mejor de todo, nos transmitieron la mejor onda.
Así nos enteramos que abrieron el bar en 2017, que son del Born de toda la vida y que, además de vermut y tapas, también organizan eventos y actividades.
Un ejemplo son las tardes de tarot. Otro es el ritual que llevan adelante cada Noche de San Juan y al que invitan a participar a toda persona que entre en su bar.
Y no, no es necesario estar en Barcelona esa noche para ser parte de la celebración. Porque todos los que alguna vez visitamos La Bodega del Born estamos invitados a participar del ritual, aunque falten meses para ello.
¿Cómo es la Noche de San Juan en la Bodega del Born?
Seguramente, cuando termines de hacer tu pedido, Montse o Xavi te acercarán un pedazo de papel de color que tiene un lazo atado, y un boli o lápiz.
Sólo te piden que escribas un deseo. Lo que quieras. Lo que sueñes y anheles que se cumpla.
Y luego, sin mostrárselo a nadie, deberás colgar tu deseo entre los miles que llenan y decoran las paredes, la barra y los rincones de este bar.
Se quedarán colgados ahí hasta la llegada de esa noche mágica, que es la de San Juan, el 23 de junio.
Las tarjetas llenas de deseos serán parte de la ceremonia y se quemarán para que los sueños de todos los que pasamos por la casa de Montse y Xavi, se cumplan.
Por eso, al entrar, lo primero que llamará tu atención son los miles de carteles de colores que hacen de La Bodega del Born un espacio muy especial en el medio de Barcelona.
Y que, te garantizamos, vale la pena conocer. Y volver a visitar, siempre. Porque siempre es bueno sentirse como en casa.
A continuación los datos para ir a conocerlos:
LA BODEGA DEL BORN
Carrer dels Mirallers 15, Barrio del Born
Teléfono 697 67 38 02
Horario: De lunes a viernes, de 17:00hs a 23:00hs.
Entre las callecitas del barrio del Born se encuentra este bar de espíritu francés, que hace de los vinos naturales su estrella protagonista. Un lugar ideal para disfrutar de una buena copa en muy buena compañía.
Buscábamos esa noche un lugar donde tomar una copa. Entonces, Simone dijo: “Vamos a L’Anima del Vi”. No habíamos ido antes, pero él lo conocía y sabía de lo que hablaba. Se trata de un lindo rincón del Born donde beber unos buenos vinos.
No tuvo que decir mucho más, ya estábamos convencidos. Y cruzamos Vía Laietana, para entrar en el mundo de callejuelas del Born.
Ahí estaba, a pocos metros de Carrer de L’Argenteria, en Vigatans. Un bar de esos que nos gusta: puerta de madera, barril en la entrada, mesas de mármol, una barra al fondo y botellas.
Botellas de todos los tamaños, formas y colores, que llenaban las paredes. En una pizarra, sobre la barra, las propuestas de tapas y aperitivos. Y en todo el lugar, una mezcla de antigua bodega con bistrot francés que nos encantó.
L’Anima del Vi estaba a tope.
Era viernes y la noche recién empezaba, pero ya no había casi mesas vacías. Encontramos una libre, con mucha suerte, y decididos la ocupamos.
El ambiente era ideal. Grupos de amigos, parejas, gente en la barra, y las copas en unos casos y botellas de vino para compartir en otros, que se disfrutaban en cada mesa.
Llegó el momento de pedir y como no sabíamos qué vino en particular queríamos probar, nos asesoraron según nuestros gustos y ganas de esa noche.
Dos tintos con cuerpo para los chicos, un blanco afrutado para la chica. Y algo para comer, que estábamos con el estómago vacío y venía bien acompañar la copa con algo rico.
Elegimos de la pizarra unas olivas y una ración de jamón. Y hay que decirlo: nada de lo que probamos esa noche nos decepcionó. Todo lo contrario: cada cosa que pusieron sobre nuestra mesa fue un placer para el paladar.
La variedad de olivas estaba riquísima y el jamón… bueno, el jamón era delicioso. Y cortado tan fino! El perfecto acompañamiento para las copas de vino que saboreamos con gusto, en ese ambiente tan relajado y alegre al mismo tiempo. Un lugar en que podríamos pasar horas, entre charlas y brindis.
Desde Francia con amor
En el año 2006 abría L’Anima del Vi en Barcelona. Es un proyecto nacido de los deseos de montar un bar, de sus dueños Núria y Benoît (él, estudioso de la enología y la viticultura; y ella, música y profesora de viola).
Francia fue el lugar donde se conocieron y unidos por el amor a la gastronomía y a los vinos, decidieron darle vida a este proyecto que se mantiene firme y reconocido en el casco antiguo de la ciudad.
Pero L’Anima del Vi no es un bar más donde tomar una copa de vino. La apuesta y diferencia de esta propuesta radica en crear un espacio para disfrutar de los llamados “vinos naturales”.
Cada botella que se abre en este lugar proviene de productores, tanto franceses como españoles, que se dedican a elaborar vinos a partir de la fermentación del zumo de la uva, y nada más.
Como dicen en su propia web, “la gran mayoría de nuestros vinos están elaborado a partir de uva recogida a mano, procedente de rendimientos voluntariamente limitados y de una agricultura que rechaza cualquier tipo de herbicida, productos fitosanitarios o abonos químicos de síntesis”.
Resultado: un vino natural nacido de una uva sana y equilibrada.
Sin recurrir a distribuidores, los dueños buscan el contacto directo con el productor y cuidan detalles tan importantes como el transporte desde la bodega al local.
Incluso, dentro de L’Anima del Vi el aire acondicionado se mantiene a cierta temperatura para cuidar en todo momento la calidad de los vinos que se guardan entre sus paredes.
Y tanto mimo, tanto cuidado y atención se agradecen.
Uno nota, con sólo entrar, que está en un lugar donde se valora la calidad del producto y también, la experiencia del cliente. Un espacio donde no da lo mismo cualquier cosa.
No. La idea de sus dueños es clara y saben transmitirla a quienes visitan su bar.
Tomarse un vino en L’Anima del Vi es mucho más que eso: es un espacio acogedor e íntimo,donde se puede acercar uno a la experiencia de disfrutar de lo auténtico, de lo vivo, de lo que viene de la tierra y con mucha calidad.
Antes o después de una buena copa de vino en L’Anima del Vi, no te pierdas una de las carassas que se conservan en el barrio. Si querés saber qué es una carassa y su historia, fijate en este artículo.
Esta es una coctelería especializada en gin-tonics que conocimos un día en el corazón del barrio de Gràcia, y que se destaca por su ambiente acogedor y elegante, por la variedad de productos pero, sobre todo, una atención cálida y personal que te hace volver una y otra vez.
Fue durante el primer cumpleaños de Mariela en Barcelona. Nos visitaba Ariel, un amigo que vive en Argentina, y habíamos salido a celebrar por las calles de Gràcia, nuestro barrio de aquellos días.
Ya hacia el final de la noche, teníamos ganas de un brindis más y Elephantaapareció frente a nosotros: un lugar pequeño, con iluminación tenue, silloncitos y mesas bajas y un ambiente relajado con buena música de fondo para poder seguir hablando con quien te acompañe.
Párrafo especial para la barra, al fondo del local, llena de frascos y botellas de colores diferentes que nos llamaban a acercarnos y pedirnos un gin-tonic. Así que entramos, probamos y no defraudó.
Porque no sólo el lugar es atractivo, también la gente que te atiende es súper amable y los cócteles están buenísimos.
Así que repetimos. Y se lo hicimos conocer a más amigos. E, incluso, se convirtió en una “tradición” con algunos de ellos: cada año, cuando nuestros queridos amigos Tony Sersale (musicazo y cantante increíble, para muestra un botón, escuchen Tritón) y Lucre nos visitan, siempre hay una noche de Elephanta, con esas copas que nos gustan tanto.
Érase una noche…
En una de esas noches, nos sentamos en la barra. Habíamos llegado en un horario crítico y el lugar estaba a tope, con grupos de amigos y parejas que, como nosotros, buscaban una copa después de cenar.
Y esos taburetes en la barra que pudimos aprovechar, nos permitieron conocer a Pau, uno de los bartenders de Elephanta. Esto ya lo hemos dicho antes, pero por si recién nos estás conociendo, te cuento que somos gente de conversar. Sobre todo si hay ambiente y unas copas acompañando.
Así que, empezamos a conversar con Pau, obviamente de gins.
Variedades, aromas, destilaciones distintas, rarezas, maridajes… Nos descubrió un mundo que apenas conocíamos, y nos hizo sentir tan cómodos y bienvenidos, que nos terminó de enamorar.
Y no es que tuvimos suerte ese día, y Pau justo estaba de buen humor.
No, no. Esto es así, siempre.
Porque los que trabajan en Elephanta son gente apasionada por lo que hacen, gente amable y cercana, gente que quiere que no sólo te tomes una buena copa, quieren que también te lleves una experiencia única.
Y que, por supuesto, vuelvas. De más está decir que con nosotros funcionó.
El nacimiento de la elephanta
Fue en 2008 que Elephanta abrió sus puertas como coctelería.
Su dueña, Nuria, venía de regreso de un viaje por Latinoamérica y había decidido cambiar de rumbo en su vida laboral. En esa nueva búsqueda, abrió esta coctelería, heredando el nombre de la tetería que solía funcionar allí mismo. Y si bien en sus inicios, Elephanta servía la variedad típica de bebidas con alcohol, fue Nuria quien pensó en darle prioridad a los gins, tiempo antes de que se pusieran de moda por todos lados.
Cuando la fiebre de los gin-tonics se hizo con nuestros paladares, Elephanta ya tenía su lugarcito ganado en la noche de Barcelona, y terminó de afianzarse como un referente en el mundo del gin.
Para 2014, llegó la renovación del local, para terminar de darle identidad: un espacio pequeño, cálido, íntimo, elegante. Y la gente ya no paró de entrar por sus puertas.
Si sos un entendido y gran degustador de gin-tonics, éste es tu bar. Y para que no te aburras, te ofrecen la oportunidad de probar algo nuevo, renovando su carta a menudo. También ofrecen cada mes un gin nuevo, así que no dudes en consultar por él, porque suele estar fuera de carta y siempre valen la pena.
Y si no sabés nada de gin- tonics, casi no los has probado y no tenés idea de por dónde empezar, éste también es tu bar. Siempre tendrás las mejores recomendaciones, te sabrán orientar teniendo en cuenta tus gustos, y te recomendamos confiar en la gente de Elephanta, porque saben de lo que hablan.
Incluso si llegase el caso de que no te decidís por ninguno, tienen una alternativa: una degustación de 3 gins diferentes. Tranquilo, que no son 3 medidas de gin: es 1 medida, dividida en 3 propuestas distintas. Y, como nos ha dicho Pau, es la mejor manera de arriesgarse y probar algo nuevo.
Si sos del los que les gusta descubrir nuevos lugares, acogedores, lindos, con una buena propuesta y mejor onda, Elephanta es tu próximo bar. Quién te dice, nos encontremos por ahí alguna vez. Porque como ya te dije, nosotros siempre volvemos.
Cuando visites Elephanta, y ya hayas disfrutado tanto de su hospitalidad como de sus riquísimos cócteles no te pierdas la Plaça de la Virreina, está cerquita y te gustará.
Acá los datos para que lo encuentres si estás paseando por el barrio de Gràcia:
Una copa de burbujeante, dorado, frío y riquísimo cava, no es sólo una bebida que puedes disfrutar en cualquier terraza de Barcelona. Porque como sabrán (y si no lo saben, se los contamos) es muy difícil dar vueltas por la ciudad y no encontrar un bar con su respectiva terraza.
También verán que esas terrazas están siempre llenas de gente sentada y bebiendo algo. Porque la vida de Barcelona ( y esto aplica a toda España), está en sus bares. Es normal que al terminar su trabajo, nos encontremos en el bar a tomar algo, antes de llegar a casa y dar por terminado el día.
Es parte de la rutina diaria. Una, a la que no nos costó nada adaptarnos.
Y si bien la cerveza es la gran estrella de todos los bares, en Catalunya encontrarás a muchos bebiendo lo que la mayoría compramos (por lo general), sólo para grandes ocasiones o para Año Nuevo: una buena copa de cava.
Es más: si prestás atención, verás gente tomándose su copita casi en el desayuno. No importa la hora del día, ni la ocasión. Siempre es un buen momento para un cava. Por eso te aseguramos que el cava en esta parte del país no es sólo una bebida más.
Hace mucho tiempo…
Catalunya tiene una historia de más de un siglo con este vino espumoso y, aunque hoy su producción no sea exclusiva de estas tierras, es aquí donde nació a fines del siglo XIX.
Éstas tierras han sido tierras de viñas desde época romana, así que muchas cosas han pasado desde que en la región se comenzó a producir vino. Pero el gran impulso de esta industria se produce en la Edad Media, y en los siglo XI y XII aparecen los primeros viñedos en el Penedès.
¿Por qué es importante la región del Penedès?
Porque es aquí donde tendrá su origen el cava, y en la actualidad es una de las zonas más importantes en lo que a producción vinícola se refiere; además de ser la protagonista de un enorme y sostenido desarrollo del enoturismo.
Durante muchísimo tiempo la producción de vinos fue creciente y llegó a uno de sus puntos más alto en el siglo XVII. Por los mismos años, en Francia, específicamente en la región de Champagne, decidieron embotellar el vino poco después de la primera fermentación, consiguiendo así que la segunda fermentación se produjese dentro de la botella.
El resultado: burbujas! Y algunos cambios catalanes.
El resultado de esta forma de fermentación fueron las burbujas tan características, y a pesar de algunos primeros fallos, fueron encontrandole la vuelta para que el champagne llegue a ser una bebida aceptada y reconocida. Esta forma de producir el nuevo vino espumoso es conocida como método tradicional o champenoise.
En Catalunya comenzarán a probar esta nueva técnica durante el siglo XIX, particularmente en la región del Penedès. Gracias a la promoción del Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, se hará uso del método tradicional, creado en Francia, pero con uvas autóctonas de la zona, para crear un vino espumoso de calidad: el champán catalán.
Para 1872 ya se están produciendo las primeras botellas y, muy pronto, muchas bodegas de Sant Sadurní d’Anoia, hoy Capital del Cava, comenzarán a elaborarlo.
Pero no todo lo que llega de Francia es tan bueno: en 1887, la plaga de la filoxera, que ya había pasado por el país vecino, ataca los cultivos catalanes y arrasa con hectáreas de producción. De cualquier forma “no hay mal que por bien no venga” dicen los que saben, y la temida filoxera obligó a tomar cartas en el asunto, comenzando así la investigación para hallar una solución efectiva. Por aquel entonces fue cuando se decidió la introducción de cepas blancas de calidad, en reemplazo de las tintas.
Los inicios del siglo XX fueron una época de gran éxito para el «cava», ganando una popularidad que siguió creciendo y convirtiéndolo en producto de exportación. Sin embargo, se seguía usando el nombre “champán” para su comercialización. Y esto, no le caía muy bien a los franceses.
Champán (o champagne) responde a el vino espumoso que se produce en esta particular región. Y no cualquier espumoso puede llamarse así, ya que es una denominación protegida. Esto llevó a un reclamo judicial que se saldaría en 1972, momento en el cual se determinó el nombre “cava” para los espumosos españoles.
Ojito! No cualquier vino espumoso puede llevar el título de cava: deben ser de calidad, elaborados con el método tradicional, producidos de acuerdo a cierta normativa y provenientes de una región determinada.
Al día de hoy son reconocidos como tales más de ciento veinte municipios de las cuatro provincias de Catalunya, dos de Zaragoza, dos de Navarra, tres de Álava, dieciocho de La Rioja, uno de Badajoz y uno de Valencia.
Pero entonces, cuáles son las diferencias entre una copa de cava y una de champán?
La primera diferencia es crucial, y se trata del tipo de uvas que se utilizan en su producción.
El cava tiene tres variedades: Macabeo, Parellada y Xarel-lo.
Mientras que en la versión francesa se utilizan Chardonnay y Pinot Noir.
Otra diferencia importante es la procedencia geográfica.
La tercera tiene que ver con la composición: los cavas se elaboran con vinos de la misma añada. El champán es la mezcla de vinos de distintas cosechas.
Y la última: el tiempo. El cava necesita entre 2 y 4 años, y el champán más de 5.
Variedades de cavas
Según el nivel de azúcar que se añada, tendremos distintas variedades de cavas:
Brut Nature: hasta 3 gramos de azúcar por litro.
Extra Brut: hasta 6 gramos de azúcar por litro.
Brut: hasta 12 gramos de azúcar por litro.
Extra Seco: entre 12 y 17 gramos de azúcar por litro.
Seco: entre 17 y 32 gramos de azúcar por litro.
Semiseco: entre 32 y 50 gramos de azúcar por litro.
Dulce: más de 50 gramos por litro.
Y también cuenta el tiempo de crianza:
Un cava Joven, lleva de 9 a 15 meses;
un Reserva, de 15 a 30 meses
y un Gran Reserva supera los 30 meses.
Ahora bien, después de todo esto nos quedan claras algunas cosas.
Primera: nunca pidas un champán en tu viaje a Barcelona o alrededores. Aquí bebemos cava. Bueeeeno, podés pedir champagne, no está prohibido, pero para eso tienes otros destinos comooo… toda Francia en general y Champagne en particular.
Segunda: si sos un gran aficionado a esta bebida o al mundo de los vinos, no te pierdas la posibilidad de hacer alguna visita a Sant Sadurní d’Anoia (tal vez la zona más importante produciendo cavas de calidad) o a otras localidades cercanas a Barcelona. Hay muchas propuestas de enoturismo donde podrás catar los mejores cavas, recorrer bodegas y viñedos, y además, descubrir paisajes preciosos.
Tercera y muy importante: Tenés que grabar a fuego en tu mente que, estando en Barcelona, no hay que esperar a que ocurra nada especial para brindar con un cava.
El simple hecho de poder disfrutar de una ciudad como esta, merece una copa de cava y un buen brindis.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.
Comentarios recientes