HOY VAMOS A: ELEPHANTA (Barrio de Gràcia) 5 (2)

HOY VAMOS A: ELEPHANTA (Barrio de Gràcia) 5 (2)

Esta es una coctelería especializada en gin-tonics que conocimos un día en el corazón del barrio de Gràcia, y que se destaca por su ambiente acogedor y elegante, por la variedad de productos pero, sobre todo, una atención cálida y personal que te hace volver una y otra vez.

Fue durante el primer cumpleaños de Mariela en Barcelona. Nos visitaba Ariel, un amigo que vive en Argentina, y habíamos salido a celebrar por las calles de Gràcia, nuestro barrio de aquellos días.

Ya hacia el final de la noche, teníamos ganas de un brindis más y Elephanta apareció frente a nosotros: un lugar pequeño,  con iluminación tenue, silloncitos y mesas bajas y un ambiente relajado con buena música de fondo para poder seguir hablando con quien te acompañe.

Párrafo especial para la barra, al fondo del local, llena de frascos y botellas de colores diferentes que nos llamaban a acercarnos y pedirnos un gin-tonic. Así que entramos, probamos y no defraudó.

Porque no sólo el lugar es atractivo, también la gente que te atiende es súper amable y los cócteles están buenísimos.

Así que repetimos. Y se lo hicimos conocer a más amigos. E, incluso, se convirtió en una “tradición” con algunos de ellos: cada año, cuando nuestros queridos amigos Tony Sersale (musicazo y cantante increíble, para muestra un botón, escuchen Tritón) y Lucre nos visitan, siempre hay una noche de Elephanta, con esas copas que nos gustan tanto.

Érase una noche…

En una de esas noches, nos sentamos en la barra. Habíamos llegado en un horario crítico y el lugar estaba a tope, con grupos de amigos y parejas que, como nosotros, buscaban una copa después de cenar.

Y esos taburetes en la barra que pudimos aprovechar, nos permitieron conocer a Pau, uno de los bartenders de Elephanta. Esto ya lo hemos dicho antes, pero por si recién nos estás conociendo, te cuento que somos gente de conversar. Sobre todo si hay ambiente y unas copas acompañando.

Así que, empezamos a conversar con Pau, obviamente de gins.

Variedades, aromas, destilaciones distintas, rarezas, maridajes… Nos descubrió un mundo que apenas conocíamos, y nos hizo sentir tan cómodos y bienvenidos, que nos terminó de enamorar.

Y no es que tuvimos suerte ese día, y Pau justo estaba de buen humor.

No, no. Esto es así, siempre.

Porque los que trabajan en Elephanta son gente apasionada por lo que hacen, gente amable y cercana, gente que quiere que no sólo te tomes una buena copa, quieren que también te lleves una experiencia única.

Y que, por supuesto, vuelvas. De más está decir que con nosotros funcionó.

El nacimiento de la elephanta

Fue en 2008 que Elephanta abrió sus puertas como coctelería.

Su dueña, Nuria, venía de regreso de un viaje por Latinoamérica y había decidido cambiar de rumbo en su vida laboral. En esa nueva búsqueda, abrió esta coctelería, heredando el nombre de la tetería que solía funcionar allí mismo. Y si bien en sus inicios, Elephanta servía la variedad típica de bebidas con alcohol, fue Nuria quien pensó en darle prioridad a los gins, tiempo antes de que se pusieran de moda por todos lados.

Cuando la fiebre de los gin-tonics se hizo con nuestros paladares, Elephanta ya tenía su lugarcito ganado en la noche de Barcelona, y terminó de afianzarse como un referente en el mundo del gin.

Para 2014, llegó la renovación del local, para terminar de darle identidad: un espacio pequeño, cálido, íntimo, elegante. Y la gente ya no paró de entrar por sus puertas.

Si sos un entendido y gran degustador de gin-tonics, éste es tu bar. Y para que no te aburras, te ofrecen la oportunidad de probar algo nuevo, renovando su carta a menudo. También ofrecen cada mes un gin nuevo, así que no dudes en consultar por él, porque suele estar fuera de carta y siempre valen la pena.

Y si no sabés nada de gin- tonics, casi no los has probado y no tenés idea de por dónde empezar, éste también es tu bar. Siempre tendrás las mejores recomendaciones, te sabrán orientar teniendo en cuenta tus gustos, y te recomendamos confiar en la gente de Elephanta, porque saben de lo que hablan.

Incluso si llegase el caso de que no te decidís por ninguno, tienen una alternativa: una degustación de 3 gins diferentes. Tranquilo, que no son 3 medidas de gin: es 1 medida, dividida en 3 propuestas distintas. Y, como nos ha dicho Pau, es la mejor manera de arriesgarse y probar algo nuevo.

Si sos del los que les gusta descubrir nuevos lugares, acogedores, lindos, con una buena propuesta y mejor onda, Elephanta es tu próximo bar. Quién te dice, nos encontremos por ahí alguna vez. Porque como ya te dije, nosotros siempre volvemos.

Cuando visites Elephanta, y ya hayas disfrutado tanto de su hospitalidad como de sus riquísimos cócteles no te pierdas la Plaça de la Virreina, está cerquita y te gustará.

Acá los datos para que lo encuentres si estás paseando por el barrio de Gràcia:

Elephanta

Carrer del Torrent d’En Vidalet 37, Gràcia, Barcelona.

Teléfono 932 37 69 06

Horario: Lunes, martes, miércoles de 18hs. a 01.30hs.
Jueves de 18hs a 02.30hs.
Viernes y sábados de 18hs a 03hs.
Domingos de 17hs a 01hs.

Links: Web / Instagram / Facebook

Plaça de la Virreina 5 (1)

Plaça de la Virreina 5 (1)

Salir de copas por el barrio de Gràcia significa, muchas veces, darse una vuelta por la Plaça de la Virreina. Rodeada por tres calles en las que no hay tránsito, es el sitio perfecto para encontrar un bar y juntarse con amigos. Y lo mejor: está solo a sólo 170 metros de Elephanta!

El nombre de la plaza tiene origen en la antigua villa y palacio en el que vivió María Francesca Fiveller de Claresquí i de Bru, más conocida como la Virreina.

Por qué se la conoce así? La respuesta es más que lógica: por ser la esposa de un Virrey.

Manuel d’Amat i Junyent, de origen catalán, fue gobernador de Chile y Virrey del Perú hasta 1777. De regreso en España y a sus 75 años, en 1779 contrajo matrimonio con María Francesca, una joven de poco más de 20 años de edad, perteneciente a una importante familia barcelonesa y que hasta antes de su matrimonio había sido novicia en el convento de Santa María de Jonqueres.

No están claras las circunstancias del matrimonio. Se cuenta que don Manuel se casa con Maria Francesca en una especie de reparación del honor de la joven… porque la boda debería haber sido con el sobrino del virrey, Antoni d’Amat. Pero por motivos que se desconocen, el muchacho nunca cumplió con su parte y María se quedó con el tío, hombre mucho mayor que ella, pero de gran fortuna.

Lo que sí se sabe es que el virrey era un hombre que gustaba de demostrar su estatus y hacer ostentación de su dinero. Por eso, manda a construir dos grandes palacios. El primero, en la famosa Rambla de Barcelona conocido como el Palau de la Virreina es un maravilloso ejemplo de barroco catalán y pertenece al Ayuntamiento de Barcelona. 

Un palacio de verano

El segundo, en la villa de Gràcia. Un palacio pensado como casa de veraneo del matrimonio y, del que se cuenta, era incluso más imponente que el que conserva en el centro de la ciudad.

Pensemos que la villa de Gràcia en aquellos años era fundamentalmente rural, tierra de masías y huertos. Con la Revolución Industrial y la llegada del siglo XIX el paisaje irá cambiando. Pero en aquellos años de fines del XVIII, el virrey se hace con un “terrenito” más que considerable: desde Travessera de Gràcia hasta el Carrer Providencia, y desde Torrent de l’Olla a Torrent d’en Vidalet.

Lamentablemente, el pobre Manuel no podrá disfrutar de sus nuevas propiedades. Sólo tres años después de su enlace, muere. Y la joven virreina será quién podrá disfrutar de semejante legado. De ahí, que todos conozcamos al palacio de la Rambla y a la plaza de Gràcia con su nombre, y no con el de su marido.

Las distintas funciones que cumplió

María Francesca morirá en 1791, y a partir de ese momento comenzarán los cambios en la que había sido su finca en la villa de Gràcia.

Supo ser residencia de una orden religiosa y, más tarde, de franceses que escapaban luego de la Revolución en el país vecino. También, se convirtió en hospicio para atender enfermos de fiebre amarilla a principios del siglo XIX.

Luego, la decadencia y, finalmente, la destrucción del palacio.

Las tierras comenzaron a ser repartidas y urbanizadas, y en 1878 el arquitecto Josep Artigas i Ramoneda construyó la plaza que conocemos hoy. Justamente, ubicada en el lugar donde estaba el palacio de la virreina.

Es una pena, pero se ha perdido casi todo vestigio de ese increíble edificio. Se cree que sus piedras están hoy formando parte de la iglesia que está en la plaza.

La leyenda

Sin embargo, hay una pieza que sí puede identificarse como parte del viejo palacio. Sí, sólo una que te animamos a buscar en el lateral derecho (si la miramos de frente) de la iglesia de Sant Joan.

Allí, hay una baldosa original donde está representados, los que se supone son, el virrey y la virreina, en unos medallones. Y aquí llega la leyenda: dicen por ahí que si te parás a la medianoche, frente a esos medallones, y repetís tres veces “Perricholi”,el nombre del amante de María Francesa, la carita de la virreina se enoja!.

Será sólo cuestión de probarlo (creo que debe funcionar mejor después de unos gin-tonics)

Último dato importante: ésta iglesia (la parroquia de San Juan Bautista de Gràcia) por sí sola es bastante especial. Si sos de los que buscan los rastros de Gaudí por toda Barcelona, no se te puede escapar la parroquia de Sant Joan.

En la época en que el arquitecto vivía y trabajaba en Parc Güell, solía bajar caminando todas las mañanas a rezar en esta misma iglesia, en su camino a la Sagrada Familia. Lo hacía con su compañero y mano derecha, Francesc Berenguer, a quien se atribuye la construcción de la capilla del Santísimo que está en el sótano. Sin embargo, en 2016, Josep María Tarragona, investigador de la obra de Gaudí, puso en duda esta afirmación y presentó pruebas para demostrar que la capilla era en realidad obra del mismísimo Antoni Gaudí. No hay una confirmación oficial de sus hipótesis, pero sin duda no deja de sumar más atractivo a un lugar tan emblemático y bonito del barrio de Gràcia.

Fuentes: tourhistoria.es / elperiodico.com

PLAÇA SANT MIQUEL 0 (0)

PLAÇA SANT MIQUEL 0 (0)

El Cuiner de Damasc, ya lo dijimos, tiene una ubicación inmejorable si estás recorriendo el Casco Antiguo de Barcelona, y su corazón: el Barrio Gótico. Si bien tienen mesas dentro del local, muchos también eligen llevarse su kebab  y comerlo fuera; y a pasos, se encuentra la Placa de Sant Miquel, un espacio amplio dónde se puede disfrutar del solcito y estarse muy a gusto.

Esta plaza no fue siempre así

De hecho, su configuración es bastante moderna si pensamos que este lugar es parte de Barcelona desde hace más de 2000 años.

Así que repasemos un poco los cambios: en época romana, se ubicaban en esta misma plaza unas termas. Pero terminado el imperio y con la consolidación del cristianismo, el mismo espacio será ocupado por una iglesia románica que se levantó sobre la estructura del edificio romano.

Del nombre de esta iglesia, que era la iglesia de Sant Miquel, provino el nombre de la plaza actual.

La construcción que estuvo en pie hasta su demolición en 1868, databa de 1147, siendo una de las iglesias más antiguas de Barcelona. Vale aclarar que antes de ésta, había habido otra iglesia también románica destruida en 1145.

Como se había levantado el templo sobre las bases de las termas romanas, la nave tenía en su suelo los mosaicos de esta antigua construcción con motivos de peces y monstruos en color negro. Hoy, se encuentran en el Museo Arqueológico de Cataluña, para los que tengan ganas de verlos personalmente. 

La iglesia románica de 1147 sufrirá reformas a lo largo de los siglos. En el siglo XVI se agrega en un lateral una puerta gótico- renacentista, que tenía la imagen de Sant Miquel en el tímpano. 

En 1868 se decide el derribo de la iglesia para ampliar las oficinas del Ayuntamiento de la Ciudad, que finaliza un año después. 

La iglesia será “desmembrada” y algunos de sus elementos todavía se pueden ver en Barcelona. Por ejemplo, la fachada gótico-renacentista es parte hoy de la Iglesia de la Mercè, sobre el Carrer Ample. Si miras con detenimiento, se pueden ver en las piedras los números que servían para identificar el orden de las mismas, usados en el proceso de traslado

La plaza hoy

Hoy, en medio de la plaza, vemos una escultura muy significativa para la cultura catalana, pero que a primera vista genera algunas confusiones.

Más de uno cree ver  un alambrado o la malla de alambre que recubre las botellas de cava o champagne. Y si sos uno de estos últimos, en realidad, no estás tan desorientado.

Según el escultor, Antoni Llena i Font, la idea para esta obra le vino un día que estaba comprando vino y la vio. Pensó que “era una abstracción muy bonita para hacer el castell, porque contiene la idea de cohesión, de fragilidad, de transparencia.”

Ahora, te estarás preguntando: qué castell? Bueno, ahí vamos. Una de las tradiciones catalanas que más nos gustan, y que se repite cada vez que hay fiesta en las ciudades y pueblos, es la de los Castellers: torres humanas, castillos humanos, construidos a base de confianza, cooperación, solidaridad y mucho esfuerzo.

Y representan lo que podemos lograr juntos como sociedad, si colaboramos y ponemos lo mejor de cada uno para ese bien común.

La escultura de Antoni Llena i Font se llama Homenatge als Castellers, y si bien fue una idea en desarrollo desde el año 2004, tomará impulso y se concretará con su inauguración el año 2011. Y esta materialización se produjo porque un año antes los castellers fueron reconocidos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

La obra consta de 12 tubos de acero inoxidable de 10cm. de diámetro, que se entrelazan hasta alcanzar los 26,5 metros de altura. Representa al mismo tiempo la fragilidad y la fuerza de un castell

Si estás lejos de Cataluña, te invitamos a ver un video con una de las actuaciones de castellers que hay en Youtube (encontrarás cientos de videos). Pero si tenés la suerte de verlos en vivo, por estas tierras, no pierdas la oportunidad. Es un espectáculo más que emocionante y siempre tiene lugar alrededor de celebraciones y fiestas. 

Y si te quedaste con más ganas de conocer este mundo de los castellers, prometemos hacer un video sólo de ellos, para poder conocerlos más a fondo. Lo prometido, es deuda.

HOY VAMOS A: EL CUINER DE DAMASC (Barrio Gótico) 0 (0)

HOY VAMOS A: EL CUINER DE DAMASC (Barrio Gótico) 0 (0)

A metros de las oficinas del Ayuntamiento de Barcelona, detrás de unas puertas de madera llenas de Street art, se encuentra El Cuiner de Damasc (Carrer dels Templers 2), reconocido en toda Barcelona como el lugar donde se sirven los mejores shawarmas. Productos frescos, elaboración casera y la mejor onda de su gente, hacen que la visita se repita más de una vez.

https://www.youtube.com/watch?v=xf4WcDkGCq8&feature=youtu.be

Nuestro amigo Facundo, argentino que se vino a Barcelona hace más de 16 años, nos lo había dicho: “El mejor shawarma de Barcelona está en la Placa Sant Miquel”.  Y si alguien afirma con tanta rotunidad algo, sobre todo si se trata de comida, nosotros vamos a comprobarlo.

La verdad es que Barcelona está llena de sitios como éste. Shawarmas a buen precio,es la propuesta ideal cuando se tiene hambre y no mucho presupuesto.

O poco tiempo para hacer un almuerzo de dos platos y postre (lo mismo puede aplicar para una cena).

Confesamos haber probado varios shawarmas , por eso nos intrigaba este lugar, tan céntrico y tan recomendado. Y digo “tan recomendado”, porque luego descubrimos que no sólo Facundo era habitué y fan de estos shawarmas, sino que eran muchos más los que hablaban de él.

Así que, allí nos fuimos una noche a comprobar si este lugar merecía tantos elogios.

Llegamos al Cuiner de Damasc

Y llegamos a las puertas de “El Cuiner de Damasc”, en la esquina del Carrer dels Templers y Carrer del Palau, pleno barrio Gótico. A pocos metros se encuentra la Placa de Sant Miquel, con su famosa escultura homenaje a los castellers y el Ayuntamiento de Barcelona.

No puede haber algo más céntrico en la ciudad.

Apenas entramos nos recibió una cola de gente esperando a hacer su pedido.

Sí, hay cola.

Y sí, puede ser larga. La cola y la espera.

Pero no importa. Aquí, en el Cuiner de Damasc se espera lo que haya que esperar. Porque vale la pena.

Mucho.

Tanto como para comer el mejor shawarma de Barcelona.

Los que llegan ya saben que este es el posible escenario, especialmente si uno entra después de las 21hs.

El Cuiner cierra a las 23hs; así que alrededor de las 22.30hs nadie más puede entrar.

Los afortunados que han quedado dentro, recibirán su premio, que es poder comprar y disfrutar del mejor shawarma de la ciudad. Los que lleguen después, tendrán que volver otro día, pero más temprano. 

Hay algunos lugares que logran esa fama y pueden darse el lujo de cerrar, incluso sabiendo que queda gente fuera. O el de no tener un gran cartel con su nombre en la fachada para que los encuentren.

Es que El Cuiner de Damasc no necesita eso. Su fama los precede.

Y sus clientes la aceptan. Porque a cambio, este lugar te ofrece la calidez de su atención, los productos más frescos y unos sabores que querrás repetir.

Al final del día, no es eso lo que buscamos en un buen lugar de comidas? Podría decirse que ellos han sabido aplicar esta fórmula infalible y se nota.

Su equipo y sus productos

Salem es el dueño, que llegó de Siria hace años, y que da la bienvenida a sus clientes. Simpático y sociable, se lo puede ver entre las mesas charlando con la gente.

Carlos y su compañero, están detrás del mostrador, preparando y cocinando uno a uno los shawarmas. Hay una frase que Carlos nos dijo cuándo lo conocimos, que lo resume todo: “Yo no tengo clientes, tengo amigos”.

Y es verdad. Te hace sentir como amigo de siempre, mientras le pone toda la dedicación a ese siguiente shawarma que va a ser tuyo en unos minutos. 

La otra clave es esta palabra: “casero”.

Todo lo hacen ellos. Desde el pan de pita hasta el döner shawarma que gira verticalmente contra el fuego, para ser cocido.

Ellos mismos preparan la combinación de las carnes de pavo y cordero, que serán asadas. Y será Carlos quien se encargue de asegurarse de que queden bien jugosas y marcadas contra el fuego. Trabajo y dedicación

Y llegamos al sabor. Increíble.

Gracias a la combinación perfecta entre el pan, las carnes, las verduras y la salsa que ellos preparan. En este punto es donde me quedo sin palabras y les pido que vayan y lo prueben.

Como nos dijo nuestro amigo Facundo alguna vez: “Vayan y prueben”.

Nosotros les decimos lo mismo, vayan y prueben, háganlo y sabrán de qué les estamos hablando.

Si estás disfrutando del shawarma de El Cuiner de Damasc, caminá unos pasos y plantate en la Plaça Sant Miquel y luego seguí recorrido por el barrio Gótico que te encantará.

Acá los datos para que lo encuentres si estás paseando por el barrio Gótico:

El Cuiner de Damasc

Carrer dels Templers 2, Barrio Gótico, Barcelona.

Teléfono 936 65 12 66

Horario: martes a sábados de 13.00hs a 16.00hs y de 19.00hs a 23.00hs

Links: no tiene web ni redes sociales

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