El barrio Gótico de Barcelona, entre la Vía Laietana y la famosa Rambla, es el corazón del nacimiento de la ciudad.
Un enreverado recorrido de calles y algunas pequeñas plazas, configuran este barrio tan bonito, en el que hay mucho por descubrir.
La arquitectura religiosa ha dejado su marca; y es espacialmente el estilo gótico el que marca el paso en este barrio tan especial.
Una de esas iglesias, que son el testimonio del pasado de Barcelona, es la de Santa María del Pi. Rodeada hoy de plazas, que alguna vez supieron ser cementerios, el templo es parte del legado arquitectónico del gótico catalán.
Se construyó a lo largo del siglo XIV, durante el período de mayor expansión y auge de la Corona de Aragón.
El puerto y su actividad comercial habían convertido a Barcelona en una ciudad rica y próspera. Esa misma prosperidad dará impulso a la renovación de la ciudad, y las iglesias no se quedan afuera de esa transformación: se necesitan templos más grandes y más bellos, que puedan acomodar a más feligreses.
Por eso, alrededor de 1320 (no se sabe con exactitud la fecha de inicio de las obras) comenzó la construcción de un templo gótico, donde antes había habido uno románico.
A mediados del siglo, y con medio templo ya levantado, se debieron interrumpir las obras debido a la llegada de la peste negra a la ciudad. Finalmente, en 1391 se colocó la última piedra y la consagración llegaría a mediados del siglo siguiente; siglo en el que también se sumarán el campanario, la sacristía, la capilla del Capítulo y la rectoría.
Pero, dónde empezó todo?
A pesar de la falta de evidencias documentales, se suele creer que ya en el siglo V d.C. en el lugar donde hoy nos encontramos con el templo gótico, había una pequeña iglesia o construcción, fuera de las antiguas murallas romanas que delimitaban a la ciudad por aquellos tiempos.
Al parecer, alrededor de esta construcción inicial se desarrolló un asentamiento que llegó a ser conocido más adelante como Vila Nova del Pi: uno de los suburbios de aquella antigua Barcelona, que unos ocho siglos más tarde se incorporaría a la ciudad con la expansión de las murallas.
Ahora, si nos ajustamos a la documentación, la primer referencia sobre Santa María del Pi es del año 987, cuando hay referencias de una pequeña iglesia de estilo románico con tres altares, al menos.
Será, como contamos antes, en el siglo XIV cuando llegará la gran renovación gótica a este templo.
Testigo del pasado
Santa María del Pi, con sus más de 600 años, ha sido testigo de los sucesos históricos que han marcado la vida de Barcelona y de España.
Terremotos, bombardeos, sitios, incendios… sí, ha sobrevivido a mucho.
La iglesia ha sido parte de la defensa de la ciudad y sus campanas tañeron con fuerza para arengar al pueblo en conflictos armados, no sin sufrir daños en su estructura y pérdida de su patrimonio artístico.
Uno de los sucesos más devastadores fue el ocurrido en el contexto de la Guerra Civil Española, en el año 1936. El incendio, llevado adelante por grupos anticlericales, consumió el Altar Mayor, la sillería, portales, capillas y el Órgano Mayor, entre otras estructuras. Y el rosetón, uno de los más grandes de Europa con casi 10 metros de diámetro, estalló debido al calor.
Fue el esfuerzo de la comunidad el que logró darle vida nuevamente a este templo, para que pueda seguir siendo parte y testimonio de la historia de esta maravillosa ciudad.
¿Por qué Santa María del Pi?
Un elemento infaltable de la plaza de Santa María del Pi es el pino. Porque, digámoslo de una vez, “pi” en catalán significa “pino”.
La tradición popular cuenta que un marinero encontró la imagen de la virgen en la copa de un árbol como este. Se construyó, entonces, una pequeña capilla que, con el tiempo, evolucionó hasta la iglesia que tenemos hoy.
Es claro que el que hoy se alza en la plaza no es el pino original. A su muerte, se reemplazó con uno nuevo, como recuerdo de aquel donde se produjo el milagro.
Se cuenta, incluso, que el pino original seguía existiendo en épocas de la invasión francesa, a principios del siglo XIX, pero que murió víctima de una ataque de bayoneta de un soldado napoleónico.
El pino siguió siendo sustituído cada vez que fue necesario. El que hoy se alza en la plaza es parte de tan larga tradición desde 1985.
Un paseo bohemio
No sólo es preciosa la iglesia: su entorno no se queda atrás.
Las tres pequeñas plazas que la rodean se llenan de vida, especialmente los fines de semana.
Terrazas de bares y cafeterías a rebosar de gente, artistas callejeros que comparten su música y talento y, siempre ubicados en la Plaza de Sant Josep Oriol, pintores locales que venden sus obras, muchas de ellas retratando a Barcelona y sus rincones.
También, en la plaza a la que da la fachada principal de la iglesia, suele tener lugar una feria de productos artesanales llevada adelante por el Colectivo de Artesanos de la Alimentación.
Todos los sábados y domingos y el primer y tercer viernes de cada mes, podrás encontrarlos ofreciendo quesos, miel y sus derivados, yogures, patés, embutidos, caramelos, especias, jaleas, aceitunas, galletas, dulces, vinos y más.
Barcelona tiene muchos rincones por descubrir y siempre decimos que lo mejor es dejarse llevar y perderse por la ciudad. No hay mejor manera de conocerla.
Pero si estás en el Gótico, no te pierdas la oportunidad de conocer a Santa María del Pi: un rincón donde se conjugan el arte, la historia y la bohemia, siempre bajo la sombra de un pino legendario.
Si querés visitar la iglesia por dentro, te dejamos este link para que puedas ver horarios y precios.
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