Entre la famosa iglesia de Santa María del Mar (más conocida últimamente como “Catedral del Mar”, debido al libro del mismo nombre de Ildefons Falcones) y el Mercado de Born, se extiende tan sólo por algunas pocas calles, el Passeig del Born.
Uno de los espacios más bonitos y emblemáticos de este barrio de origen medieval.
Hoy, este paseo es el centro, no sólo de la vida gastronómica del barrio, sino también de un distrito de diseño que incluye tiendas de ropa, accesorios, arte, decoración y más. Y por las noches, el Passeig del Born es uno de los grandes protagonistas de la movida nocturna de la ciudad.
Y si bien es conocido por todos, este paseo tiene un nombre que no pocos se preguntan de dónde viene. Sí, como lo dice el nombre de este artículo, el origen se remonta a la Edad Media.
El crecimiento de la ciudad
Para el siglo XIII, la antigua ciudad romana amurallada había superado sus límites.
Nuevos asentamientos habían crecido, a lo largo de los años, alrededor de conventos e iglesias que se encontraban fuera de los muros, y uno de ellos era la Vilanova del Mar: una villa conformada por pescadores y trabajadores del puerto, alrededor de la antigua iglesia de Santa Maria de las Arenes, que se convertiría, más tarde en Santa María del Mar.
El crecimiento económico de Barcelona y la activa vida portuaria, harían de esta zona un lugar dinámico, bullicioso, donde tendrían lugar espectáculos y actividades culturales y religiosas.
Una de esas actividades (de las principales atracciones, por cierto) que se llevaban a cabo en este paseo eran las competencias de justas.
Aquellos que conocen personalmente al Passeig del Born, podrán decir que la calle no tiene la extensión ideal como para poder hacer tales torneos. Y es verdad.
Pero eso es hoy, porque el paseo era mucho más largo en tiempos medievales, llegando hasta donde hoy se encuentra el Passeig Sant Joan, aproximadamente.
En esos años esta era la plaza más importante de la ciudad.
Amplia y extensa, permitiría la celebración de todo tipo de actividades y era el punto de encuentro de barceloneses: desfiles, mercados, carnavales, procesiones, fiestas populares y hasta autos de fe llevados adelante por la Inquisición se desarrollaban ahí. Pero serán las competencias de justas las que le darán el nombre al lugar.
El origen del nombre del paseo
(Nota: recuerdan las competencias de justas? Se componía de dos caballeros a caballo, cada uno portando su lanza y un escudo, se colocaban enfrentados, cada uno en el extremo de una larga pista. A una señal, iniciaban su carrera y el objetivo era derribar al oponente)
Y por qué decimos que las justas serán la que den el nombre? Porque combatir en una justa, o “tornear”, también era conocido con el nombre de “bornar”.
Entre el siglo XIII y XVII el Passeig del Born (o Borne, en castellano) será el centro de esta vida social, y “bornar” será lo que le dará su identidad y su nombre, hasta el día de hoy.
En un documento conocido como “Rúbriques de Bruniquer” aparece el registro más antiguo que se tiene de una competencia de justas en este lugar: el 9 de septiembre de 1372.
Se sabe que el espacio se rodeaba de tablados y palenques donde se colocaban paños con los colores de la bandera catalana (la senyera). Los nobles, autoridades y figuras importantes se sentaban en gradas.
Pero no sólo se trataba de competir porque previamente, tenía lugar un oficio religioso y una procesión hasta la explanada donde se desarrollaba el espectáculo.
Muchas de estas justas tenían fines puramente deportivos: los ganadores se llevaban de premio joyas, que luego entregaban a sus amadas o damas. Pero también un caballero podía enfrentarse en una justa al ser desafiado por otro; en casos así, se combatía hasta la primera sangre o, incluso, la muerte.
La llegada del siglo XVIII traerá cambios importantes a la fisonomía del paseo.
La Guerra de Sucesión y el Sitio de Barcelona hasta septiembre de 1714, cuando la ciudad finalmente fue derrotada, significará la destrucción de gran parte del Barrio de la Ribera y la desaparición de un importante sector de este paseo.
Gran sobreviviente de un pasado lleno de historia, aunque transformado, el Passeig del Born nos invita siempre a recorrerlo, a reconocer las huellas de los siglos en sus edificios y a disfrutar de la vida que sigue llenando sus espacios.
Fuente: ubdeb
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