Descubrir el origen exacto del nombre de una ciudad tan antigua como Barcelona, con más de 2000 años de historia, no es tan sencillo. A lo largo de los años, diversos estudiosos del tema han elaborado distintas teorías para poder explicar su nombre. Pero habiendo pocos registros de la época, no se ha podido llegar a una conclusión definitiva.
Sin embargo, existen algunas hipótesis y son las que compartiremos con ustedes a continuación.
Si bien los que fundaron oficialmente Barcelona, en el siglo I a.C. fueron los romanos, estas tierras ya estaban antes habitadas por los layetanos, que habían entrado en contacto con otras culturas mediterráneas, siendo el mar el punto clave de esa conexión. Etruscos, fenicios y griegos ya habían pasado por estas tierras, pero sin asentarse.
En la montaña de Montjuïc se encontraron monedas layetanas (dracmas ibéricas acuñadas a fines del siglo II a.C.) con una inscripción que, al traducirla, es la palabra “Barkeno”. Los layetanos, dijimos, tenían contacto con otras culturas, y será la griega la de mayor influencia, ya que ya estaba asentada en el norte de Cataluña, en Empúries.
Esa palabra, Barkeno, será la que evolucionará hasta llegar hoy a Barcelona.
Ahora, de dónde viene Barkeno?
Esa es la gran cuestión.
Para algunos, su origen está relacionado con la estirpe de los Barca. Antes de que llegasen los romanos, ya Cartago había avanzado sobre la Península Ibérica, tratando de ganar terreno y recuperarse después de las Primeras Guerras Púnicas. En su camino, se le atribuye a Amilcar Barca (o a su hijo, Aníbal, el famoso general cartaginés considerado como uno de los más grandes estrategas militares de la historia), las bases de esta ciudad con el nombre de Barca Nova: una nueva Barca, en homenaje y referencia al linaje de su familia.
Otra versión, más “poética” si se quiere, involucra a Hércules, héroe de la mitología romana. Cuenta la leyenda que en su viaje por el Mediterráneo en búsqueda del Vellocino de Oro junto a Jasón y sus Argonautas, los navegantes se encontraron en medio de una tormenta que destruyó las embarcaciones. La novena barca, la Barca Nona, apareció destrozada en las costas de la que hoy es Barcelona. Y atraído por el lugar, Hércules decide fundar una ciudad a la que le dará en nombre de esa barca: Barcanona… Barcelona, suena parecido, no?
Sin embargo no hay evidencias arqueológicas que demuestren estas opciones.
Y llegamos a la fundación romana.
Se produce, efectivamente, a finales del I siglo a.C. (alrededor del año 10 a.C.). Aquí sí contamos con evidencias que demuestran la fundación y su nombre completo: Colonia Julia Augusta Faventia Paterna Barcino.
Sí, sí, ese es el nombre completo de Barcelona.
Lo de Julia y Augusta hace referencia al emperador romano que decide la fundación de la ciudad: Augusto. La palabra Julia está relacionada con la familia del emperador, la gens Julia.
Faventia pareciera tener relación con un carácter auspiciador. Nos quedan, entonces, Paterna y Barcino, justamente las dos palabras que han generado más problemas para identificar su origen.
Paterna es probable que tenga que ver con recordar la intención de Augusto de fundar una colonia para los veteranos de su ejército.
Y Barcino… Barcino… Más allá de leyendas, algunos científicos han relacionado la raíz de la palabra Barcino con un origen céltico, íbero o ligur.
Lo que sí se puede afirmar con algo más de seguridad es que los romanos hayan tomado la palabra Barkeno, de la que ya hablamos y que ya circulaba en estas tierras antes de la llegada del Imperio Romano, y la hayan adaptado a la fonética latina. De esta manera, la letra “k” se reemplaza por la “c”.
Ahora, el último paso: de Barcino a Barcelona. Debemos decir que el cambio fue una evolución que pasó por variaciones como Barchinonam, Barcilonam, Barcilona… En el siglo VI, cuando ya son los visigodos los que se establecen en estas tierras, la numismática y los concilios escriben la palabra Barcinona. Y en la Edad Media, desde el siglo IX, se la conoce como Barchinona.
Sólo habrá que dejar pasar el tiempo para que el nombre suene como suena hoy.
Pero si en tu recorrido por el Gótico, pasás por la Catedral y te encontrás con unas letras de bronce y aluminio que forman la palabra Barcino, entonces, ya sabrás por qué están ahí. Lo único que tendrás que hacer, es tomarte la foto, que se ha estado convirtiendo en un clásico de los paseos por Barcelona.
Fuente: BCN.cat / Catalunya Press
0 comentarios